El torneo Invierno 2000 fue de contrastes para el Monterrey de Benito Floro. El equipo tuvo una primera mitad inolvidable, pero en la parte final de la temporada no logró conseguir los puntos necesarios para calificar.

A pesar de jugar buen futbol, los Rayados habían quedado fuera y vieron en el torneo Verano 2001 como una revancha necesaria.

En el arranque del Verano 2001, la tropa de Benito Floro inició empatando en casa ante Cruz Azul. En la siguiente jornada empató nuevamente a un gol en León. En la jornada 3, el Monterrey no vio acción porque su rival, el Pachuca, solicitó cambio de fecha. En la 4, Monterrey viajó a Puebla y empató sin goles en la cancha del Cuauhtémoc. Si bien el equipo no había perdido en tres partidos, tampoco había logrado una victoria y si los Rayados querían volver a una liguilla era urgente empezar a sumar de a tres.

Benifo Floro fue el director técnico de los Rayados.

Para la jornada 5 el Monterrey recibiría en el Tecnológico a unas poderosas Águilas del América. El equipo capitalino era dirigida por el célebre “Coco” Alfio Basile, quien fuera técnico de la selección de Argentina en el Mundial de 1994.

Como es costumbre, el América contaba con un plantel lleno de figuras nacionales e internacionales entre las que destacaban: Pável Pardo, Duilio Davino, Fabián Estay, Braulio Luna, Germán Villa, Frankie Oviedo, José Luis Calderón, Luis Hernández y el chileno Iván Zamorano.

Alessandro Correa dio un gran partido.

El América llegaba con dos victorias, un empate y una derrota, pero su funcionamiento lucía avasallador. Los Rayados, por su parte, confiaban en el buen juego colectivo implantado por el español Benito Floro, el cual se basaba en la recuperación que hacían Argemiro Veiga y Héctor Castro, y en el despliegue ofensivo que podían realizar Jesús Arellano, Alessandro Correa y Juan Arango. Adelante, por supuesto, contaban con la contundencia de Antonio De Nigris.

La Afición de los Rayados llenó el Estadio Tecnológico.

La cita para el esperado partido fue el sábado 3 de febrero de 2001. La afición rayada llenó el Tecnológico esperando el triunfo del Monterrey. Benito Floro envió a la cancha la siguiente alineación: Ricardo Martínez; Paulo César Chávez, Gastón Obledo, Flavio Rogerio y Guillermo Chabrand; Héctor Castro, Argemiro Veiga, Jesús Arellano y Juan Arango; Alessandro Correa y Antonio De Nigris.

Desde el silbatazo inicial de Armando Archundia quedó claro que el papel de cada equipo: el Monterrey a buscar la portería contraria y el América a priorizar el defender y contragolpear. La primera media hora así fue: un Monterrey intentando, pero un América más cerca de abrir el marcador gracias a sus peligrosos contragolpe.

Ricardo Martínez ofreció grandes atajadas.

En el minuto 38, los capitalinos se fueron al frente tras una buena jugada por la banda izquierda de Braulio Luna, quien desbordó a Veiga y sacó un centro preciso para el “Matador” Luis Hernández y este, con frentazo potente a primer poste, adelantó al cuadro visitante.

Los Rayados se lanzaron al abordaje, dispuestos a impedir a que el América se fuera al descanso con la ventaja y a dos minutos del entretiempo tuvieron su recompensa. El “Cabrito” Arellano tomó el balón en tres cuartes parte de la cancha y centró de frente a la portería. En el semicírculo, el “Pirata” Castro prolongó el centro de Arellano con la cabeza. El balón le llegó a De Nigris, quien logró amortiguar el balón con el hombro, se lo acomodó y antes de que la esférica cayera, sacó un balazo de pierna derecha que dejó petrificado a Adolfo Ríos. ¡Golazo del Tano!

Antonio De Nigris anotó el gol del empate para Rayados.

Las emociones siguieron en los pocos minutos que quedaban del primer tiempo. Rayados quiso aprovechar el momento anímico para llevarse la ventaja, pero solo consiguió que Ricardo Martínez se visitera de héroe al salvar dos jugadas claras de gol del América, que, con base en contragolpes bien elaborados, estuvo cerca de clavar el segundo.

Afortunadamente, el portero Martínez le atajó a Zamorano y a Braulio Luna sus respectivas oportunidades de gol.

En la segunda mitad la tensión aumentó. El partido estaba para cualquiera. Ambas escuadras ofrecieron una tarde de buen futbol. Los dos porteros tuvieron mucha tarea evitando que el marcador se moviera. En el minuto 66, Floro comenzó a arriesgar al sacar a Arango y enviar a la cancha a otro elemento de área: Omar Gómez.

Minutos después, los Rayados consiguieron el gol de la ventaja en una gran jugad de Arellano por la banda derecha. “El Cabrito” intentó avanzar hasta el corredor del área, metió reversa, cambió de perfil y, con la pierna zurda, envió un centro a segundo poste del área grande. Ahí, y por sorpresa, apareció el lateral izquierdo rayado, Guillermo Chabrand para poner el 2-1 y desatar la locura en el Tecnológico.

Guillermo Chabrand anotó el gol que puso al Monterrey 2-1 arriba en el marcador.

Basile envió más elementos al frente y Floro respondió ahora jugándole al contragolpe. Justamente en un balón recuperado en el medio campo, los Rayados armaron la jugada que derivaría en el tercer gol.

Con su característico caracoleo, Correa avanzó en tres cuartas partes de la cancha y envió un centro medido para De Nigris, quien al ingresar al área fue derribado por un defensor americanista. Archundia no dudó y marcó la pena máxima. Paulo César “Tilón” Chávez tomó el balón y con potente disparo de pierna derecha venció a Ríos para poner el 3-1 definitivo y armar la fiesta rayada en el Tecnológico.

Paulo César “Tilón” Chávez anotó el gol definitivo para cerrar 3-1 el partido.

Los Rayados lograron así su primer triunfo de la temporada, mantenían el invicto y se ubicaban en los primeros puestos de la competencia. Lo más importante, sin embargo, fue la muestra de buen futbol que ofrecieron las huestes de Floro aquella inolvidable tarde en el Tecnológico de hace casi veinte años.

Alberto Barrera-Enderle