13 de Enero de 2023. 7:17 pm.
Tras el final de la primera mitad de la Temporada 1964-1965, los Rayados del Monterrey, se encontraban posicionados en el cuarto lugar de la tabla general.
El equipo regiomontano, dirigido por el uruguayo Roberto Scarone, marchaba a paso firme y veloz en su intento por alcanzar a los líderes de la competencia que, curiosamente, eran tres escuadras tapatías: el Guadalajara, el Oro y el Atlas.
En aquel entonces, en la Primera División participaban 16 equipos y el campeón era el que sumaba más puntos al finalizar el torneo.
Tras 15 jornadas, los Rayados llevaban 18 puntos, producto de 8 partidos ganados, 2 empatados y 5 perdidos. Tan solo un punto debajo del Monterrey y en quinto lugar se encontraba el sorprendente Cruz Azul.
La temporada 1964-1965 fue la primera temporada del equipo cementero en la Primera División, ya que meses atrás habían logrado el ascenso.
De hecho, su debut en la Liga MX fue en el Tecnológico de Monterrey donde fueron derrotados por los Rayados con un contundente 4-1.
Gustavo Cuenca fue un dolor de cabeza para la defensa celeste.
Por lo tanto, para el inicio de la segunda vuelta del torneo, los Rayados tenían que visitar al Cruz Azul. La escuadra cementera esperaba con ansías cobrarse la derrota que La Pandilla de Scarone le propinó en la jornada 1.
El partido entre cementeros y Rayados fue pactado para el domingo 20 de septiembre de 1964 en el estadio 10 de Diciembre, en Jasso, Hidalgo (sede original del Cruz Azul).
Ambas escuadras venían de haber ganado su último partido y, al ocupar ambos los lugares altos de la tabla general, se esperaba un encuentro de poder a poder.
La alineación que Roberto Scarone decidió enviar por Rayados fue la siguiente: Jaime “Tubo” Gómez; Jorge Molina, Alfredo “Ranchero” Gutiérrez y Humberto Terrón; Ángel Lama, Claudio Lostaunau y Guillermo Vázquez; Salvador Vargas, Gustavo Cuenca, Everaldo Batista “Vevé” y Olinto Rubini.
Alfredo Ranchero Gutiérrez estuvo impasable durante el partido.
Detrás de los 11 rayados elegidos para jugar estuvo, en palabras de un diario de la época, “una gigantesca porra regiomontana”. Entre el buen futbol que el Monterrey venía jugando y el apoyo de su Afición, decidieron el rumbo del partido muy rápido a favor de los Rayados.
Desde el arranque de la contienda, y contrario a lo que esperaba la afición cementera, el cuadro regiomontano comenzó a asediar la cabaña defendida por Jesús “Charro” García.
Memo Vázquez, Salvador Vargas y el “Gato” Cuenca estaban volando por las bandas aprovechando los balones que Lostaunau les proveía.
Everaldo Batista Vevé anotó el segundo gol del partido.
En el minuto 26, tras tanto insistir, finalmente se abrió el marcador. El Cruz Azul había intentado atacar, pero Ángel Lama despojó del balón a Fernando Bustos y tiró un balón largo para Rubini.
El delantero brasileño avanzó hacia la meta contraria aprovechando los grandes espacios que dejó la defensiva cementera. Aproximadamente desde la media luna, Rubini soltó un disparo potente de pierna derecha que se incrustó pegado al poste derecho del portero local para abrir el marcador y provocar la alegría entre la nutrida porra rayada que hizo el viaje.
Apenas ocho minutos después, Gustavo Cuenca, Rubini y Vevé se combinaron para que este último quedara solo frente al portero al que sin grandes dificultades logró eludir y clavar el segundo ante la sorpresa y desánimo de la hinchada local.
El director técnico Roberto Scarone junto a Everaldo Batista “Vevé”, quien anotó un gol en el partido.
Los Rayados olieron sangre en la presa herida y decidieron ir por más para terminar la faena. Dos minutos antes del final de la primera mitad, la defensa cementera rechazó tímidamente un ataque rayado. El balón no pudo ser despejado del área cementera.
Con el olfato de un gran goleador, Olinto Rubini aprovechó el descuido y, de primera intención, resolvió de pierna derecha para anotar. De esta forma, la Pandilla de Sacarone se fue al vestidor con una ventaja de tres goles.
Olinto Rubini anotó un doblete.
Para el complemento, los Rayados salieron precavidos a cuidar simplemente su ventaja cediéndole el balón al cuadro local. Dos futuras leyendas del Cruz Azul, Fernando Bustos y Héctor Pulido, hicieron todo lo posible por descontar el marcador, pero no lo lograron.
Jaime “El Tubo” Gómez contribuyó con dos salvadas magistrales en su portería. Otras intervenciones muy atinadas y oportunas por parte del “Ranchero” Gutiérrez y del “Jarocho” Molina evitaron que el Cruz Azul pudiera hacerse presente en el marcador.
El portero Jaime “El Tubo” Gómez dio cátedra en la portería.
De esta manera, Rayados se llevó el triunfo con un amplio 3-0 en lo que fue la primera visita del Monterrey al Cruz Azul.
Con este resultado, los Rayados llegaron a 20 puntos. Este triunfo en Jasso, Hidalgo se combinó con el empate del Guadalajara ante Atlante y las derrotas de Atlas y Oro, y la escuadra de Scarone amaneció como sublíder general al final de la jornada 16.
Inolvidable aquel Monterrey de Roberto Scarone que fue entre 1962 y 1966 uno de los mejores equipos del futbol mexicano y la primera gran generación de jugadores Rayados en nuestra rica Historia.
Alberto Barrera-Enderle