30 de Abril de 2021. 5:30 pm.
La temporada 1989-90 representó un renacimiento para el Monterrey. Después de dos temporadas en las que la cosecha de puntos fue escasa, una nueva directiva tomó las riendas del equipo, le cambió la cara y le regresó el protagonismo. En la dirección técnica llegó Pedro García y en la cancha se incorporaron figuras nacionales y extranjeras que ayudaron a que el Monterrey se convirtiera en un equipo protagonista durante esa campaña.
El inicio no fue sencillo. A los Rayados les llevó varias jornadas acoplarse al nuevo sistema de su técnico y dejaron ir puntos en el camino que, a la larga, terminarían costando la calificación.
El sistema de competencia que imperaba en el futbol mexicano desde 1970 también jugó en contra del Monterrey. En el mismo grupo que los Rayados estuvieron Pumas y Puebla, dos de los equipos más poderosos de esos años. El Puebla, incluso, terminaría coronándose campeón al final de la temporada.
Missael Espinoza y Germán Martellotto.
El torneo constaba de 38 jornadas y los 20 equipos estaban divididos en 4 grupos de 5. Rayados estaba posicionado en el Grupo 1. En aquel entonces, a la Liguilla accedían solamente los primeros dos de cada grupo y no existía el repechaje.
Después de 36 jornadas, el Monterrey marchaba en cuarto lugar general, pero increíblemente estaba fuera de la zona de Liguilla por encontrarse en el tercer lugar de su grupo.
El Puebla lideraba ese pelotón con 45 puntos; los Pumas eran segundos con 42 y el Monterrey tenía 40. Los Rayados requerían de ganar los siguientes dos partidos y esperar a que Pumas perdiera los dos encuentros ya que su diferencia de goles era de +16 por un +5 del Monterrey.
En la jornada 37, Rayados recibiría al Tampico Madero en el Tecnológico mientras que los Pumas recibirían al Cruz Azul. Ambos partidos se jugaron el sábado 28 de abril a las 17:00 horas. Pedro García envió a la cancha la siguiente alineación: Gustavo Adolfo Moriconi; Antonio González, Félix Cruz Barbosa, Armando Manzo y Salvador Arreola; Alberto “Guamerú” García, Missael Espinoza y Germán Martellotto; Héctor Becerra, Mario de Souza Mota “Bahía” y Francisco Javier “El Abuelo” Cruz.
El portero Gustavo Adolfo Moriconi.
Desde el silbatazo inicial, los Rayados salieron dispuestos a borrar a su rival. Al frente del Tampico Madero estaba Tomás Boy, quien apenas iniciaba su carrera como director técnico. En menos de dos minutos del arranque del partido, los 36 mil aficionados que llenaron el Tecnológico brincaron de sus asientos para festejar el primer gol.
Héctor Becerra cobró un tiro libre por la banda derecha. Su centro cayó cerca del corazón del área, donde el “Guamerú” se adelantó a los defensores y peinó el balón para que el “Abuelo” Cruz apareciera a segundo poste y se tendiera casi de palomita para rematar y vencer al arquero Hugo Pineda. El gol fue en la portería sur, la de vestidores, la misma en la que cuatro años atrás le anotó a Pineda el gol del campeonato del México 86.
Mario de Souza Mota “Bahía” durante un entrenamiento.
A pesar de tener la ventaja tempranera, “La Aplanadora” de Pedro García siguió al frente insistiendo. Becerra y “El Abuelo” desquiciaban a sus marcadores mientras Martellotto y Missael filtraban pases.
En el minuto 38, “El Abuelo” y Becerra se combinaron por la banda izquierda para taladrar a la defensa tampiqueña. “El Abuelo” envió un pase largo y filtrado para Becerra, quien llegó casi hasta la línea de fondo, ingresó al área y envió un centro raso y peligroso para Bahía. El defensa del Tampico, el ex rayado Daniel Mora, intentó despejar, pero solo logró incrustar el balón en su propia portería para ampliar el marcador.
En el medio tiempo, la gente celebraba la victoria y el espectáculo de futbol vistoso que sus jugadores le estaban regalando. En el complemento, el Monterrey buscó rápidamente anotar el tercero, pero Pineda estuvo atinado atajándole dos goles cantados a Bahía. Los Rayados empezaron a bajar el ritmo: habían corrido mucho en los primeros 75 minutos y el calor cercano a los 40 grados comenzó a hacer su efecto.
Alberto “Guamerú” García.
Pedro García empezó a refrescar a su sector ofensivo. En el minuto 71, “El Abuelo” dejó la cancha y su lugar lo tomó Juan Antonio “El Zurdo” Flores Barrera. En el minuto 78, el Tampico finalmente apareció. Su peligrosa delantera conformada por los experimentados Sergio Lira, Eduardo Bacas y Edmur Lucas se combinaron para que este último, venciera a Moriconi con disparo cruzado.
El gol de los visitantes le vino bien al partido. Los Rayados dejaron de conformarse con la mínima ventaja y se lanzaron decididos a liquidar el partido. Gerardo “Chagui” Jiménez entró al campo en el 86 en sustitución del nayarita Eduardo Missael Espinoza. Casi de inmediato, los dos jugadores que ingresaron de cambio contribuyeron para finiquitar el encuentro.
En el minuto 89, el “Chagui” desbordó por la derecha, centró a primer poste para Flores Barrera. El “Zurdo” burló a un defensor y retrasó en corto para Bahía. El brasileño echó su cuerpo para atrás, lo que le permitió sacar un remate rápido de pierna izquierda y ponerla junto al poste izquierdo para poner el 3-1 que aseguraba el triunfo.
Pedro García dirigió a los Rayados en la Temporada 1990-1991.
Un minuto después vino la cereza en el pastel. En jugada de contragolpe, Flores Barrera escapó por la banda izquierda a toda velocidad. Al entrar al área sacó un centro al lado opuesto del área, donde Martellotto llegó corriendo y, sin detenerse, remató de derecha y de primera intención para ponerla en el ángulo superior derecho. ¡Golazo!
El árbitro Miguel Ángel Salas decretó el final del partido. Rayados venció 4-1 al Tampico. Durante el desarrollo del encuentro, la afición que llevaba sus radios al estadio se enteró que, lamentablemente, Pumas también goleó 4-1 al Cruz Azul. Esto dejaba al Monterrey prácticamente eliminado debido a la diferencia de goles entre ambas instituciones.
La noticia de que el Monterrey, a pesar de ser el cuarto lugar, no entraría a la Liguilla no menguó el ánimo de la afición. El público que llenó el Tecnológico aquel sábado 28 de abril de 1990 le pidió al equipo que se quedara en el campo para aplaudirle por la gran temporada que tuvieron y por las grandes tardes de buen futbol. La afición rayada le brindó una ovación inolvidable al equipo para despedir la temporada 1989-90.
Alberto Barrera-Enderle