18 de Marzo de 2022. 8:18 pm.
La temporada 1989-1990 significó el inicio de una nueva era en la historia del Monterrey. Luego de nueve años bajo la tutela administrativa de Grupo Protexa, un nuevo grupo de empresarios tomó el mando del equipo, previo al arranque de la competencia..
Este nuevo grupo empresarial, encabezado por los hermanos Jaime y Manuel Rivero, y apoyado por el patrocinio de la casa empresarial de Jorge Lankenau, decidió invertir fuerte en plantel e imagen para regresar a los Rayados de Monterrey al protagonismo. Nuevas figuras nacionales y extranjeras fueron contratadas.
Plantel de los Rayados de Monterrey en la temporada 1989-1990.
El inicio de la temporada no fue sencillo. El técnico Pedro García recién tomó al equipo y su mano tardó algunas semanas en manifestarse. Sin embargo, conforme fueron pasando los partidos el equipo comenzó a jugar mejor y a sumar triunfos.
Después de 13 jornadas, el Monterrey tenía 11 puntos y se encontraba en el lugar 13, aunque tenía un partido pendiente.
El calendario marcaba que en la jornada 14 los Rayados tenían que visitar a su rival de la ciudad: los Tigres de la UANL, equipo que en ese momento era dirigido por el chileno Carlos Reinoso y se encontraba en el lugar 6 de la tabla general, con 15 puntos.
Mario de Souza Mota “Bahía” en un entrenamiento rayado.
La cita pactada para la nueva edición del Clásico Regiomontano fue para el sábado 2 de diciembre de 1989 en el Estadio Universitario. La Directiva Rayada tenía un as bajo la manga: Germán Ricardo Martellotto, mediocampista argentino de gran calidad que jugaba en el futbol colombiano.
El famoso “Tato” Martellotto llegó a Monterrey ya iniciado el torneo. Debutó el 15 de noviembre de 1989, al ingresar de cambio por Juan Antonio Flores Barrera “El Zurdo” en un partido en el Tecnológico ante Veracruz que Rayados ganó 2-1.
En la siguiente semana, Martellotto nuevamente jugó solo unos minutos de cambio en el triunfo que el Monterrey se trajo del Azteca al vencer 2-4 al Cruz Azul.
En la jornada 13, Rayados perdió en casa 2-3 ante Puebla. De igual forma, Martellotto no fue titular y solo participó unos minutos.
Previo al Clásico, la afición rayada especulaba si finalmente Germán Martellotto aparecería de inicio. La última palabra la tuvo el técnico Pedro García, quien decidió que el argentino aún no estaba en condiciones físicas para ir de arranque.
La alineación que García mandó de inicio en aquel clásico jugado bajo una pertinaz lluvia y un frío de 3 grados centígrados fue: Gustavo Adolfo Moriconi; Antonio González, Félix Cruz Barbosa, Salvador Arreola y Guillermo Muñoz; Carlos de los Cobos, Missael Espinoza y Alberto García; Héctor Becerra, Mario de Souza Mota “Bahía” y Juan Antonio Flores Barrera.
El arranque del partido no fue sencillo para el Monterrey. Los Tigres tenían la urgente necesidad de regresar a la senda del triunfo y se lanzaron con todo sobre la meta de Moriconi.
Gustavo Adolfo Moriconi, portero de los Rayados.
Los Rayados estaban defendiendo con propiedad. Sin embargo, cayeron en el exceso de faltas.
De esta manera, cuando apenas corrían 26 minutos del partido, Alberto “Guamerú” García se ganó su segunda amonestación y el árbitro Edgardo Codesal lo echó de la cancha.
El partido lucía cuesta arriba para La Pandilla: desventaja numérica desde temprano, jugando como visitante y en una cancha pesada por una lluvia que cayó desde temprano.
Missael Espinoza y German Martellotto durante un entrenamiento.
Rayados se dedicó entonces a contragolpear, aprovechando que Tigres, aunque tenía el balón y atacaba, lo hacía con poca idea.
Para la segunda mitad, Pedro García decidió que continuaran los mismos 10 jugadores.
Al minuto 58, decidió refrescar el mediocampo: sacó a Missael Espinoza y en su lugar ingresó Mario Díaz. Ocho minutos después, Germán Martellotto ingresó al campo para debutar en clásicos tomando el lugar de Héctor Becerra.
Los primeros 75 minutos transcurrieron y Tigres seguía sin abrir el cerrojo rayado. Además, el Monterrey estaba ganando confianza y cada vez llegaban más a la portería defendida por Juan Ignacio Palou.
En el minuto 78, Bahía peleó y robó un balón en el medio campo de Tigres. Con la marca de un defensor encima, “El Avioncito” logró avanzar unos metros hasta cederle el balón a Martellotto.
El “10” rayado tomó el esférico antes del semicírculo del área, burló a un defensor y, de derecha, sacó un disparo potente a media altura que entró pegado al palo. ¡Golazo! Primer gol de Martellotto en el futbol mexicano y fue en un Clásico.
El gol rayado desesperó aún más a los Tigres que se lanzaron desordenadamente al frente.
Diez minutos después, tras un tiro de esquina cobrado por el Club Tigres, Flores Barrera recuperó la pelota apenas afuera del área albiazul, avanzó unos metros y, antes de llegar a mediocampo, filtró para Bahía.
El brasileño empezó una histórica carrera desde atrás de mediocampo, se llevó por piernas a un defensor, después burló al portero, el cual se encontraba fuera del área.
El mismo portero intentó jalar y detener a Bahía en dos ocasiones sin éxito. Posteriormente, otro defensa llegó barriéndose, pero Bahía lo dribló y, finalmente, cruzó su disparo de pierna izquierda.
A pesar de los esfuerzos infructuosos de otros dos defensores, el balón entró. ¡Golazo! Sin duda, uno de los más recordados en la historia de los Clásicos Regiomontanos.
Rayados, jugando con diez desde el minuto 26 y con un par de golazos firmados por Germán Martellotto y Bahía se llevaba la edición 36 del Clásico Regio.
Ya en tiempo de compensación, los jugadores felinos Jorge Borelli y Jorge Patiño fueron expulsados.
El triunfo rayado en el Clásico Regio empujó anímicamente al Monterrey, que siguió cosechando triunfos y que, de encontrarse en el lugar 13, terminaría la temporada en el cuarto lugar general. Los Clásicos siempre traen grandes historias.
Alberto Barrera-Enderle