20 de Julio de 2021. 4:29 pm.
La temporada 1975-76 inició con mucha incertidumbre para los Rayados. Apenas tres semanas antes del inicio del torneo, el equipo albiazul se había quedado sin técnico tras la renuncia de Ignacio Jáuregui.
La directiva se movió con celeridad y logró la contratación de un técnico sudamericano de renombre mundial: el chileno Fernando Riera, quien en el Mundial de 1962 conquistó el tercer lugar con la selección chilena, máximo logro en la historia de Chile en Copas del Mundo.
Fernando Riera fue el primer chileno en dirigir a Rayados.
Luego de este logro, la directiva albiazul había intentado traerlo para dirigir al Monterrey, pero la gran labor que realizó Riera al frente de la Selección de Chile lo cotizaron alto y terminó yéndose a dirigir al poderoso Benfica de Portugal, en donde dirigió al legendario Eusébio.
Trece años después, el Monterrey se encontraba sin técnico a semanas del inicio del torneo. La directiva rayada recién había logrado la contratación estelar de Eusébio, quien fuera campeón de goleo en el Mundial de 1966. Eusébio le recomendó a la directiva rayada ir por Riera. En esta ocasión, la directiva presidida por Alberto Santos y Miguel Gómez Collado sí lograron la contratación del prestigioso técnico andino.
Sin embargo, Riera no alcanzó a llegar para el inicio el torneo. Mario Pérez dirigió al Monterrey en las primeras dos jornadas de la temporada 1975-76. En la siguiente jornada, Ubirajara Chagas, recién retirado de las canchas, dirigió al equipo. Finalmente, en la jornada 4, don Fernando Riera debutó como técnico rayado.
La mano de Riera en el funcionamiento del Monterrey tardó en evidenciarse. No fue sencillo el cambio de sistema, pero el plantel fue progresivamente asimilando la idea futbolística del nuevo técnico y el equipo comenzó a levantar hasta alcanzar un nivel alto de juego en la segunda mitad de la temporada. Después de las 38 jornadas de temporada regular, la misión fue cumplida por el Monterrey. El cuadro rayado terminó en primer lugar del Grupo 2 con 44 unidades, cuatro puntos por encima de su más cercano perseguidor: el Unión de Curtidores.
En la tabla general, los Rayados terminaron en quinto lugar general. El Cruz Azul, equipo que fuera tricampeón entre 1972 y 1974, terminó también con 44 unidades, pero con mejor diferencia de goles que el Monterrey. Una de las series de cuartos de final habría de jugarse entre estos dos equipos por ser cuarto y quinto respectivamente.
Publicidad del partido Rayados vs. Cruz Azul en la Liguilla de 1976.
Los Rayados ya contaban con experiencia en liguillas al haber disputado las semifinales de las temporadas 1971-1972 y 1973-1974. En ambas ocasiones, el Monterrey accedió directamente a la semifinal. En esta ocasión, y por primera vez, se implementó la ronda de cuartos de final.
El pronóstico para dar un favorito entre cementeros y rayados no fue sencillo. Ambos equipos mostraban números muy similares, aunque la prensa deportiva se inclinaba ligeramente por La Pandilla porque durante los dos encuentros que Rayados y Cruz Azul disputaron durante la temporada, el cuadro capitalino no pudo ni siquiera anotarle al Monterrey. En la jornada 15, Rayados venció 1-0 a domicilio al Cruz Azul con solitario gol de Paco Solís. En la jornada 34, el resultado final fue de empate sin goles en el Universitario.
El boleto del partido.
Para Fernando Riera su mayor preocupación era la salud de Luis Montoya. El famoso “Huesos” había tenido quizá su mejor temporada con el Monterrey y era un elemento fundamental para generar jugadas de peligro en el arco rival. La picardía, velocidad y sus centros eran fundamentales para el accionar rayado. Lamentablemente, Montoya se perdió las últimas jornadas de la temporada regular por lesión y, al menos hasta la mañana del día del partido, no se sabía aún si Montoya estaría listo.
La cita del partido de ida de los cuartos de final entre Monterrey y Cruz Azul fue el miércoles 21 de julio de 1976 a las 21:00 horas en el Estadio Universitario. Durante el día, la afición rayada, al igual que todos los amantes al deporte, presenciaron vía televisión una segunda jornada inolvidable de la gimnasta rumana Nadia Comaneci en las Olimpiadas de Montreal 1976. Por la noche, la afición albiazul llenó el Universitario para apoyar a sus Rayados.
Aunque no se había recuperado del todo, Luis Montoya solicitó ser incluido en la alineación titular. Nadie quería perderse un partido de postemporada. Riera le dio el visto bueno y envió la siguiente alineación: Trinidad Caballero; Magdaleno Cano, Guarací Barbosa, Vicente Álvarez y Basilio Salazar; José Luis Mendoza, José Sánchez y Francisco Solís; Luis Montoya, Milton Carlos y Rubén Romeo Corbo.
El primer tiempo no fue nada sencillo. La impresión que dejaron los primeros cuarenta minutos fue la de un partido trabado, muy disputado en medio campo y en el que la postura del Cruz Azul fue ultra defensiva buscando no permitir gol. Todo indicaba que el primer tiempo acabaría sin anotaciones hasta que Montoya, con todo y que llevaba 22 días sin jugar y que no estaba al cien por ciento de su capacidad, envió un centro al área buscando a Milton Carlos. El jugador cementero Javier “Kalimán” Guzmán tocó el balón con la mano y además le cometió falta al delantero brasileño del Monterrey. El silbante Jesús Mercado decretó el penal. El uruguayo Rubén Romeo Corbo lo cobró de manera perfecta engañando al histórico Miguel Marín.
Rubén Romeo Corbo definió de manera perfecta y engañó al histórico portero Miguel Marín.
Las emociones continuaron casi de inmediato al reanudarse el partido en el complemento. Apenas 36 segundos después del inicio de la segunda parte, Milton Carlos y Paco Solís se combinaron para desquebrajar la defensa cementera. Milton habilitó a Solís, quien de larga distancia anotó un golazo que dejó inmóvil a Marín.
La explosión de alegría del público fue impresionante. A partir de entonces, el partido fue una fiesta para la afición rayada, con todo y que diez minutos después, Guillermo “Wendy” Mendizábal logró descontar para el equipo visitante al rematar de cabeza en un tiro de esquina.
A pesar del gol celeste, La Pandilla no se vino abajo y rápidamente buscaron ampliar nuevamente la ventaja. Solís y Montoya seguían siendo los pistones del equipo mientras Corbo y Milton Carlos ponían en serios aprietos a los defensores visitantes. En el minuto 64, Montoya desbordó por la derecha a su marcador y envió un centro a segundo poste. Marín dudó en cortar el centro y cuando quiso hacerlo ya era muy tarde: Corbo se había elevado para ganarle el balón con certero testarazo para poner el 3-1.
Rubén Romeo Corbo anotó un 'hat-trick' contra el Cruz Azul.
Quince minutos después Corbo y Montoya armaron otra gran jugada. El “Pato” bombeó el balón para la entrada del Montoya. El “Huesos” intentó burlar a Marín, pero fue tacleado dentro del área por el portero cementero. El árbitro señaló nuevamente la pena máxima y Miguel Marín salió enfurecido a reclamarle ganándose la tarjeta roja. Tras su salida, el Cruz Azul tuvo que enviar de emergencia a la cancha a su segundo portero, el ex rayado José Ledezma. Corbo fue el encargado de cobrar nuevamente y, sin dudar, lo hizo con disparo potente de pierna izquierda venciendo a su ex compañero Ledezma para el 4-1.
La fiesta era total en la tribuna. Riera sacó de la cancha al “Huesos” Montoya quien salió golpeado del encontronazo con Marín y en su lugar ingresó el joven Everardo Rodríguez Plata. En aquel entonces, Plata se desempeñaba en la delantera y en los cuatro minutos en los que vio acción logró participar en la jugada del último gol. Corbo desbordó por la izquierda, llegó a línea final y envió un centro atrasado que Rodríguez Plata recogió y tocó suave para la llegada de Milton Carlos, quien de derecha envió el balón al fondo de las redes.
Milton Carlos en la jugada del gol.
A la postre, el Monterrey vencería 2-1 al Cruz Azul en el partido de Vuelta disputado en el Estadio Azteca, con lo cual avanzó a la Semifinal por un contundente global de 7-2.
La afición celebró en serio el holgado triunfo rayado que prácticamente le daba el pase al Monterrey a la semifinal. Hacía rato que el Universitario no mostraba un ambiente tan festivo como aquella noche de julio de 1976 en la que el Monterrey salió bien librado de su primer partido de cuartos de final y en el que Rubén Romeo Corbo logró el primer ‘hat trick’ en la historia de los Rayados en Liguilla.
Fernando Riera felicitó a los jugadores al terminar el partido.
Alberto Barrera-Enderle