09 de Julio de 2021. 7:24 pm.
El camino que llevó al Monterrey de regreso al máximo circuito no fue nada sencillo. Tuvieron que pasar tres años de fuertes inversiones para que finalmente el equipo albiazul ganara en la cancha su ascenso en marzo de 1960.
La directiva del Monterrey no quería que el equipo volviera a vivir la misma historia que en 1956-57, cuando el equipo solo logró sostenerse un año en la Primera División. Para ello, buscaron con tiempo refuerzos nacionales y extranjeros de calidad.
Publicidad del partido entre Monterrey e Irapuato.
Varios elementos claves en el ascenso, pero ya veteranos como el histórico Héctor Uzal, Eugenio Almirón y Nicolás “Pipo” Téllez no fueron renovados. La directiva apostó por elementos jóvenes que pudieran tener las condiciones físicas y futbolísticas para competir ante lo mejor del futbol mexicano.
En el primer partido de la temporada 1960-61, el Monterrey tuvo que visitar al equipo campeón: el Guadalajara. El compromiso no lucía nada sencillo para el equipo regiomontano. Las famosas Chivas debutaban oficialmente en el nuevo estadio Jalisco. Con dos goles de Javier Valdivia, el Guadalajara se impuso al Monterrey, pero la afición albiazul quedó satisfecha con la buena exhibición demostrada por los dirigidos por Diego Mercado.
Diego Mercado, director técnico de los Rayados de Monterrey.
Para la segunda jornada, los Rayados jugarían en casa ante el Irapuato. El partido significaba el regreso del futbol de Primera División a la ciudad de Monterrey. La Afición se mostró expectante por ver a su equipo de nuevo jugando ante los mejores equipos del país.
Sin embargo, el panorama no lucía muy alentador para los Rayados. El portero Humberto Gama estaba en duda por una fuerte lesión en el tobillo. En la misma semana, la directiva reforzó la portería al contratar al portero del Club Deportivo Oro, Pablo Guerrero, aunque no estaría aún disponible para cuidar la portería rayada. Todo parecía indicar que el portero reservista, Pedro Elizondo, defendería la cabaña rayada.
El porter Humberto Gama estuvo en duda, pero logró recuperarse.
La ciudad de Monterrey era profundamente beisbolera en ese entonces. Las noticias deportivas de los diarios de esos días no dejan duda de ello. El juego de Estrellas de las Grandes Ligas y los campeonatos de ligas pequeñas de béisbol robaban la atención de la mayoría de los regiomontanos. Sin embargo, la Afición a los Rayados y al futbol seguía creciendo progresivamente y no dudaron en acudir a las taquillas y lugares de venta para adquirir su boleto.
La cita para el esperado choque entre Rayados y Freseros fue el domingo 10 de julio a las 16:30 horas. La buena noticia del día fue que Humberto Gama se recuperó y estuvo listo para alinear. Poco más de 14 mil aficionados acudieron puntuales a la cita y casi llenaron el Tecnológico, cuyo aforo en aquel entonces era de poco más de 19 mil lugares. Minutos antes de las 16:30 horas, tuvo lugar la ceremonia de inauguración. El gobernador de Nuevo León, el escritor e intelectual Raúl Rangel Frías, dio la patada inaugural. Tras ello, decenas de palomas fueron liberadas y los cohetes tronaron en el cielo del Tecnológico.
El intelectual y escritor Raúl Rangel Frías, entonces gobernador de Nuevo León, dio la patada inaugural en el Estadio Tecnológico.
El técnico Diego Mercado envió a la cancha la siguiente alineación: Humberto Gama; Rodolfo Torres Ruiz, Enrique Lenci y Jesús Medina; Ángel Lama y Claudio Lostaunau; Salvador Vargas, Raúl Chávez de la Rosa, Juan José Kelemen, Alonso Urdániga y Juan Manuel Álvarez.
La Afición Rayada se había acostumbrado a que, en los últimos años, el Monterrey dominaba a placer y goleaba a sus rivales de la Segunda División. Sin embargo, ahora el equipo estaba en el máximo circuito y los partidos no serían nada sencillos. Por ello, en los primeros minutos la hinchada albiazul se mostró incrédula al ver cómo el Irapuato controló el ímpetu rayado y logró clavarle dos goles en el primer tiempo.
El argentino Juan José Kelemen fue parte del once inicial.
En el minuto 21, Jaime “Pelirrojo” Ortiz abrió la cuenta contrarrematando un balón tras una aglomeración en el área rayada. Ortiz había defendido la playera del Monterrey en 1957-58 en la que tuvo una gran temporada. Su calidad quedó de nuevo demostrada veinte minutos después cuando eludió a dos defensores rayados y filtró un balón para que su compañero Ligorio López ampliara la ventaja del Irapuato.
El silbante Ramiro García decretó el final de la primera parte. El público estaba molesto y le pedía más entrega al Equipo. Todo indica que el técnico albiazul Diego Mercado aprovechó el receso para hablar fuerte con sus jugadores. No existían cambios en aquel entonces, por lo que el técnico no tenía más opción que dar indicaciones a sus elementos. Mercado atinó en sus indicaciones porque el Monterrey fue otro en la segunda parte.
Esa tarde, Juan Manuel Álvarez anotó su primeros dos goles vistiendo la camisa de Rayados.
En el minuto 65, Raúl Chávez desbordó por la izquierda, llegó a línea de fondo y envió un centro cerrado. El balón pegó en el travesaño y mientras el portero fresero Carlos Novella intentaba reaccionar, el joven debutante rayado, Juan Manuel Álvarez, aprovechó para rematar y anotar su primer gol como rayado. La Afición explotó en júbilo y empujó fuerte al equipo a buscar el gol del empate.
Nueve minutos después, el anhelado empate llegó y fue nuevamente el “Pollo”, Juan Manuel Álvarez, quien estuvo puntual en la cita para empujar un centro fantástico del ex jugador de Racing, Juan José Kelemen. La alegría en la cancha y en las tribunas era indescriptible. Por el contrario, los jugadores del Irapuato se notaban contrariados y entraron en la desesperación.
Raúl Chávez de la Rosa tomó el balón en el minuto 78. A unos metros fuera del área eludió a tres rivales y al entrar al área soltó un fogonazo imparable pegado al poste izquierdo que hizo inútil la estirada de Novella. ¡Golazo de Chávez!
Raúl Chávez selló el 3-2 definitivo.
Rayados le daba la vuelta al marcador y el equipo lucía inspirado en todas sus líneas. El Irapuato intentó reaccionar, pero Lama y Lostaunau no soltaron el control del medio campo.
El partido llegó a su conclusión y el Monterrey obtenía así su primera victoria en el regreso del equipo al máximo circuito. Los 14 mil aficionados salieron felices y optimistas sobre el futuro del equipo. El tiempo les daría la razón.
El Monterrey iniciaba su camino para consolidarse como un equipo de primera división y aquella remontada sobre el Irapuato hace 61 años fue el primer paso.
Alberto Barrera-Enderle