28 de Mayo de 2021. 2:18 pm.
La temporada 1980-81 entraba en su etapa final y el Monterrey veía cómo los puntos dejados en el camino comenzaban a cobrarle factura. Después de 31 jornadas, La Pandilla marchaba en el cuarto lugar del Grupo 1 a tres de distancia de los tres primeros: América, Toluca y Atlético Español.
La distancia entre Monterrey y los líderes de su grupo no parecía mucha. Sin embargo, la tendencia a la baja que mostraba el equipo dirigido por Pedro Dellacha no ofrecía grandes esperanzas. El Monterrey llevaba cuatro partidos en fila sin poder ganar, incluyendo dos juegos en casa, que el equipo rayado perdió ante Toluca y empató con el Guadalajara. El último triunfo de los albiazules había sido en la jornada 27 el 25 de abril de 1981, cuando el Monterrey se impuso por la mínima diferencia al Tampico con anotación del canterano Rafael Castillo.
En la jornada 32, Rayados recibiría a un equipo que en el papel parecía a modo: el Unión de Curtidores. Sin embargo, y como todo equipo desesperado por no descender, el Curtidores era un equipo muy aguerrido que peleaba hasta el último balón y contaba con elementos intimidantes a la defensiva como Guadalupe Zavala y Efraín “Cuchillo” Herrera.
Publicidad del partido entre Rayados de Monterrey y el Unión de Curtidores.
El partido entre Rayados y Unión de Curtidores tuvo lugar el sábado 30 de mayo de 1981 en el Estadio Tecnológico a las 17:00 horas. Por supuesto, un considerable grupo de aficionados llegaba al estadio desde un par de horas antes para presenciar el partido de los juveniles Rayados que jugaban previo al encuentro
Debido a que Arsenio Ribeca no se recuperó de una leve lesión ocurrida en el interescuadras de la semana, Pedro Dellacha envió el siguiente once titular: Gregorio Cortés; Pedro Campa, Carlos Alberto Mazzoni, Everardo Rodríguez Plata y Manuel Nájera; Alberto Cardaccio, Roberto Gómez Junco y Francisco Romero; Hugo Arroyo, Miguel Ángel Torres y Javier Loya. Esto es, un claro 4-3-3. El mediocampo rayado plenamente ofensivo con Gómez Junco y Romero encargándose de la creación mientras que el charrúa “Bocha” Cardaccio se quedó como único medio de contención del equipo.
Pedro Dellacha, director técnico de los Rayados de Monterrey.
Las emociones comenzaron pronto y el plan de juego diseñado por el técnico del Curtidores, Pío Tabaré, de esperar atrás, desesperar al Monterrey y contragolpear tuvo que ser modificado porque a los cinco minutos La Pandilla abrió el marcador. Gómez Junco armó una gran jugada y envió un centro al corazón del área. Alberto Cardaccio, gracias a su buen juego aéreo, bajó con la cabeza el balón y se lo dejó en bandeja de plata al argentino Hugo Arroyo. El habilidoso extremo derecho prendió el balón de primera intención para vencer al portero Rubí Valencia.
Los más de 25 mil aficionados celebraron la pronta anotación y siguieron empujando a su equipo. El Curtidores estaba urgido de puntos, por lo que no podía especular. El cuadro del Bajío intentó ir al frente de la mano de sus jugadores más talentosos como Hugo Dávila, Oribe Maciel y Fausto Vargas, pero la defensa rayada estuvo siempre bien atenta.
En el minuto 34, los Rayados dieron un segundo golpe. Esta vez la jugada se armó por la banda izquierda y fue justamente el lateral izquierdo Manuel “Potrillo” Nájera quien sacó un disparo potente con dirección al arco. El balón pegó en el defensor Lupe Zavala y después entró en la portería. Bajo los criterios de aquel entonces, el árbitro apuntó autogol en la cédula.
Todo indicaba que Rayados se iría con una ventaja cómoda al descanso. El equipo se relajó un poco y lo pagó caro. Cuando menos se esperaba, Juan Carlos de la Rosa sacó un disparo potente de larga distancia que sorprendió a Goyo Cortés para meter al Curtidores nuevamente al partido.
Con el marcador 2-1, Rayados y Curtidores se fueron al descanso. Dellacha no realizó cambios y el Monterrey inició la parte complementaria con los mismos elementos. Sin embargo, el desgaste pronto comenzó a hacer mella. El calor de casi 40 grados centígrados hacía su juego también y Dellacha detectó que su mediocampo comenzaba a cansarse así que en el minuto 64, Pepe Treviño ingresó de cambio en lugar de Paco Romero.
Francisco Romero y Pepe Treviño
El cambio funcionó y los Rayados recuperaron el control del medio campo y tan solo cinco minutos después anotaron el 3-1. Gómez Junco nuevamente logró acercarse al área con pelota dominada y filtró para la llegada de Arroyo, quien con inteligencia burló al portero antes de definir con disparo raso y suave para marcar el 3-1 que sería definitivo.
Faltando quince minutos, Dellacha reforzó la defensa permitiendo el ingreso del histórico Magdaleno Cano en lugar del aguerrido Pedro Campa. El Monterrey logró mantener el control del juego y hasta pudo anotar más goles.
Un autogol y dos tantos de Víctor Hugo Arroyo le permitieron al Monterrey regresar a la senda del triunfo y seguir soñando con la clasificación. Arroyo había sido contratado por el Monterrey para la segunda mitad de la temporada 1980-81 para ocupar la plaza de extranjero que dejó vacante el peruano Ernesto Labarthe.
Alberto Cardaccio fue clave recuperando balones.
El argentino se adaptó rápido al equipo y al resto de los elementos foráneos: los también argentinos Arsenio Ribeca, Carlos Mazzoni y Miguel Ángel Torres, además del uruguayo Alberto Cardaccio.
Aquella tarde del 30 de mayo de 1981, Hugo Arroyo se apuntó su primer doblete en el futbol mexicano, logro que repetiría a la semana siguiente cuando Rayados venció en el Azteca 2-3 al América, en un partido en donde Torres hizo el otro gol.
Alberto Barrera-Enderle