18 de Mayo de 2020. 3:42 pm.
El torneo de liga 1990-91 agonizaba. Después de jugarse 35 jornadas, los Rayados eran sublíderes generales con 41 unidades y los Pumas eran líderes.
La lucha por el subliderato entre Rayados, Cruz Azul y Chivas encarnizada era.
Los capitalinos y los tapatíos se encontraban a tan solo un punto del Monterrey, equipo que en la jornada 36 recibiría a los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara en el Estadio Tecnológico.
Si Rayados quería permanecer en el segundo puesto no podía darse el lujo de dejar ir puntos en casa.
El chileno Pedro García era el técnico de los Rayados.
Con esa meta, Pedro García preparó al equipo durante la semana. El sábado 18 de mayo de 1991 a las 17:00 horas, el Monterrey saltó a la cancha con: Gustavo Adolfo Moriconi; Antonio “La Moca” González, Félix Cruz Barbosa, Alejandro Hisis y Salvador Arreola; Carlos de los Cobos, Missael Espinoza, Germán Martellotto y Alberto “Guamerú” García; Carlos Hermosillo y Mario de Souza Mota “Bahía”.
El partido comenzó cuesta arriba para el Monterrey. Apenas a los 13 minutos, el brasileño Hugo Aparecido envió un balón largo a profundidad. Salvador Arreola no alcanzó a cortar el servició y el balón le llegó a Daniel Guzmán, quien de primera bombeó sobre Moriconi para abrir el marcador.
Los Rayados, empujados por más de 35 mil aficionados que llenaron el Tecnológico a casi 40 grados de temperatura, se lanzaron de inmediato al frente.
Germán Martellotto tuvo que salir de cambio por lesión.
En el minuto 17, un defensor tapatío derribó dentro del área a Germán Martellotto. Carlos Hermosillo pidió el balón y cobró el penalti. Para su mala fortuna, su disparo salió desviado de la portería. Todo indicaba que el Monterrey iba a sufrir para poder alzarse con el triunfo.
Por fortuna, los jugadores Rayados no decayeron en el ánimo y continuaron atacando.
Al 25’, Martellotto armó una jugada por la banda derecha y centró a segundo poste. “Bahía” le ganó en el brinco a dos defensores y remató suave pero al poste contrario, convirtiendo al portero Hugo Pineda en un espectador más.
El marcador ya se había empatado y la afición creía que sería cuestión de minutos para que los Rayados remontaran. La historia no sería tan sencilla porque minutos después Germán Martellotto tuvo que abandonar la cancha por lesión y su lugar lo ocupó Manuel Negrete. El primer tiempo llegó a su fin con el marcador empatado a un gol.
Manuel Negrete sustituyó a Martellotto.
En cuanto el árbitro José Antonio Garza y Ochoa reanudó las acciones en el complemento, los Rayados se lanzaron nuevamente sobre la portería de Hugo Pineda. Sin embargo, en un contragolpe fueron nuevamente mordidos por los Leones Negros.
En esta ocasión, Octavio Mora sorprendió a todos con un disparo potente de pierna izquierda desde unos treinta metros.
Moriconi solo pudo observar cómo el balón se incrustaba en la red y ponía a los Rayados nuevamente contra la pared.
Los Leones Negros había salido agresivos y le intentaban jugar al tú por tú a la poderosa “Aplanadora”, pero el atrevimiento lo pagarían caro.
Dos minutos después del gol de Mora, el equipo regiomontano armó una gran jugada por la banda derecha. Félix Cruz, quien se había incorporado al ataque, envió un centro venenoso al corazón del área.
Missael Espinoza se lanzó, pero llegó tarde al balón. Sin embargo, Carlos Hermosillo sí estuvo oportuno para controlar con el muslo y, después, fusilar a Pineda a un metro de distancia y empatar el partido. Hermosillo lavaba así su error al fallar el penal en el primer tiempo.
Carlos Hermosillo logró el empate momentáneo a dos goles.
El estadio vibro de emoción y los Rayados se prendieron y, a partir de ese momento, se convirtieron en amos y señores del partido.
En el minuto 56, el “Guamerú” García recuperó el balón apenas unos metros delante del área rayada, avanzó y envió un pase largo para Hemrosillo, quien cruzaba ya el medio campo. La defensa de los Leones Negros intentó jugar al fuera del lugar, pero se sincronizaron de manera inadecuada.
El balón quedó largo para Hermosillo, pero el portero Pineda salió del área jugando como último central e intentó despejar. El balón cayó en el medio campo, justo de frente para el “Guamerú”, quien, con su educada pierna izquierda, remató de primera intención y anotó desde el medio campo. Rayados ya lo ganaba 3-2 y la fiesta en la tribuna comenzaba.
El partido continuaba y las opciones para los Rayados emocionaban a la tribuna. Sin embargo, el cuarto gol no caía. El tiempo prácticamente había expirado; el público en la tribuna lanzaba porras y contaba los segundos restantes.
Mario de Souza Mota “Bahía” ofreció una gran tarde ante la Afición Rayada.
Se jugaba la compensación cuando los Rayados armaron una jugada por la banda derecha. Hermosillo recibió un centro en la orilla del área, bajó el balón y, de talón, cedió para Missael, quien entraba a toda velocidad.
El “Missa” controló el esférico y se plantó frente al portero, realizo una finta espectacular, el portero se movió y después simplemente elevó el balón con demasiada clase.
La Aplanadora había hecho de las suyas regalándole una tarde de futbol espectáculo a la fiel Afición Rayada. El triunfo dejaba a los Rayados prácticamente clasificados y con la ventaja de poder terminar como sublíder.
Los cuatro goles a los Leones Negros los repetiría La Aplanadora en los siguientes dos partidos, primero goleando 1-4 al Irapuato en el Sergio León Chávez y, finalmente, goleando al Necaxa 4-0 en el Tecnológico en la última jornada.
Aquel equipo Rayado le regaló innumerables tardes de felicidad a la hinchada albiazul y aquella del 18 de mayo de 1991 fue una de las más celebradas por la tribuna.
Gustavo Adolfo Moriconi defendió la portería de los Rayados.
Alberto Barrera-Enderle