09 de Mayo de 2020. 8:55 am.
Los Rayados iniciaron la década de los 90 en lo más alto del balompié nacional. Durante la primera mitad de esa década, el Monterrey contó con un respaldo administrativo y financiero sano y generoso, que se tradujo en planteles competitivos.
El equipo regiomontano logró clasificarse a las Liguillas en las temporadas 1990-91, 1992-93, 1994-95 y 1995-96. En 1991-92 no clasificaron, pero fueron campeones de Copa.
Todavía en el primero de los torneos cortos, el Invierno 1996, los Rayados lograron colarse al repechaje aunque fueron eliminados por el Atlas.
A partir de ese momento, el equipo comenzaría a decaer. La situación se fue agravando porque las razones de su declive no eran estrictamente futbolísticas: fuera de la cancha, el Lic. Jorge Lankenau Rocha, entonces presidente de los Rayados, y su emporio financiero enfrentaron toda clase de problemas legales, los cuales fueron afectando al equipo.
Carlos Jara Saguier y Jorge Lankenau Jr.
La situación se agravó en 1997 y, en especial, en 1998 con disputas legales por la propiedad del equipo, demandas y falta de ingresos para sostener los gastos y realizar contrataciones relevantes.
El Monterrey tuvo que desprenderse de algunas de sus figuras, como Jesús Arellano y Ramón Morales. Además, cualquier prospecto interesante también tenía que ser usado como moneda de cambio.
Temporada tras temporada, el Monterrey se hundía en el tema porcentual. Al finalizar el torneo Invierno 1998, los Rayados estaban 10 puntos arriba del último lugar de la porcentual: el Celaya.
Además, estaban a un punto de alcanzar al Puebla, equipo que previo a ese torneo no tenía problemas de descenso, pero que tras una campaña desastrosa de solo 8 puntos terminó por involucrarse.
En la jornada 17 del Invierno 98, los Rayados visitaron al Puebla. El cronómetro rondaba ya los 90 minutos y Puebla ganaba 2-1. El árbitro marcó tiro libre a favor del Monterrey. Manuel Sol lo cobró y anotó. El Monterrey rescató un punto en su visita a Puebla. En ese momento nadie lo sabía, pero ese punto tendría gran importancia al terminar la campaña.
Inició el torneo Verano 1999. La misión del Monterrey era alejarse cuanto antes del descenso y disputar la Copa Libertadores. Sí, en una de las peores crisis económicas y deportivas del equipo, los Rayados tuvieron, además, que disputar el torneo de clubes más importante de Sudamérica.
Antonio Naelson “Sinha” fue un jugador destacado de Rayados durante la época.
En el torneo mexicano, los Rayados, dirigidos por Pepe Treviño, iniciaron perdiendo en la cancha del Atlas. En la jornada 2 recibieron al Celaya, equipo que estaba en el fondo de la porcentual y al que era fundamental ganarle para alejarse de ese fantasma. Lamentablemente, el equipo cayó en casa ante el cuadro cajetero para implicarse más seriamente en el descenso.
Tras las primeras siete jornadas, el saldo para el equipo era de dos victorias por cinco derrotas.
El mal paso había puesto al Monterrey en verdaderos aprietos. La reacción de la directiva fue la de prescindir de los servicios del técnico José Treviño y designar, en su lugar, al paraguayo Carlos Jara Saguier, quien tenía la difícil misión de salvar al equipo.
Saguier tomó al equipo con ocho puntos sobre el Celaya. El Monterrey estaba en el lugar 16 de la tabla de cocientes.
El Pachuca, recién ascendido, ocupaba el penúltimo lugar, pero su porcentaje fluctuaba más rápido. Los verdaderos rivales de los Rayados eran Celaya y Puebla. Los camoteros estaban en el sitio 15, con tres puntos más que el Monterrey.
Con Jara Saguier, el equipo tampoco mejoró. Ganó en su presentación al golear al Necaxa en la jornada 8. En la siguiente empató. Después ligaron cuatro derrotas en fila para finalmente ganar en la jornada 14 al Toros Neza. Al final de esa fecha, la lucha por no descender había cambiado.
Los Rayados ocupaban el antepenúltimo lugar con 109 puntos; Celaya tenía 106 y Puebla 105.
Lamentablemente para el Monterrey, en las jornadas 15 y 16 le tocó jugar dos partidos seguidos de visita ante dos difíciles rivales: Pumas y Cruz Azul.
Los dos partidos fueron derrotas para los dirigidos por Carlos Jara Saguier. Solo quedaba una jornada para decidir qué equipo descendería.
Los tres equipos involucrados estaban con los mismos 109 puntos, pero los Rayados superaba a los otros dos, al tener mejor diferencia de goles.
En este rubro, el Puebla era el más afectado. Por si el morbo no fuera suficiente, el calendario marcaba que Puebla y Rayados se vieran las caras en esa última jornada en el Estadio Tecnológico.
Esto hacía suponer una ventaja para el Monterrey al tener a su público como jugador número 12.
La semana previa a este partido fue una pesadilla para la afición albiazul. Nervios, angustia y miedo fueron sentimientos que estuvieron a flor de piel.
Desde su regreso al máximo circuito en 1960, los Rayados habían estado algunas veces en apuros, como en las temporadas 1960-61, 1961-62, 1982-83, entre otras; pero nunca estuvo el miedo de descender tan cerca como en esta ocasión.
En 1983, en la última jornada, los Rayados empataron ante el Zacatepec y eludieron la Liguilla por el no descenso.
Es decir, si Monterrey hubiera perdido ese partido aún hubiera tenido la posibilidad de salvarse jugando dos partidos más.
En esta ocasión no había mañana: estaba prohibido perder. El empate le daba la salvación sin importar lo que el Celaya hiciera en su visita al América.
Por ser la última jornada, todos los partidos se jugaron el mismo día y a la misma hora: domingo 9 de mayo a las 17:00 horas.
Ese domingo el calor fue sofocante. Las familias se reunieron temprano para celebrar el Día de la Madre y esperar después por el partido. Todo Nuevo León se detuvo para ver al Monterrey en su difícil misión.
El Estadio Tecnológico lució lleno desde horas antes.
El apoyo de la Afición de los Rayados fue clave en ese partido decisivo.
Carlos Jara Saguier envió la siguiente alineación: Omar Ortiz; Juan Hernández, Éber Moas, Gastón Obledo, Víctor Santibáñez, Guillermo Chabrand; Ricardo Carbajal, Antonio Mohamed y Antonio Naelson “Sinha”; Sergio “Alvin” Pérez y Christian Torres.
Saguier no pudo contar ni con Abdul Thompson ni con Raúl Chabrand para este partido porque ambos fueron expulsados ante Cruz Azul.
Armando Archundia pitó el inicio del partido. El nerviosismo se había apoderado de todos: jugadores, afición y televidentes.
El primer tiempo tuvo pocas emociones. Arrancó la segunda mitad y los equipos seguían sin hacerse daño.
Jara Saguier sabía que tirarse atrás a defender el empate a cero era demasiado arriesgado, por lo que tomó una decisión complicada: en el minuto 65, ordenó la salida de la estrella del equipo, Antonio Mohamed, y en su lugar entró una vieja estrella del club, uno que había regresado apenas semanas atrás para despedirse con los colores que le dieron todo: Francisco Javier “Abuelo” Cruz.
Ricardo Carbajal junto al entrenador Carlos Jara Saguier.
Cinco minutos después, Jara Saguier sacó al chileno Christian Torres y envió a Érik Hernández a colaborar en la recuperación de la pelota.
Con apenas seis minutos en la cancha, “El Abuelo” hizo su última diablura.
Guillermo Chabrand le envió un pase a profundidad por la banda izquierda. “El Abuelo” avanzó unos metros con el balón y, en lugar de centrar con la izquierda, lo hizo de tres dedos de derecha. Su centro a segundo poste agarró un efecto favorable para llegar a Sergio Pérez.
El carismático “Alvin” controló de derecha y enganchó hacia adentro para eludir la barrida del defensor y quedar de frente al portero.
Después, disparó de zurda a primer poste y venció al guardameta Guillermo Matiez.
Toda la ciudad explotó en júbilo y llanto de felicidad al celebrar. El gol del “Alvin” seguramente ha sido uno de los más gritados por su Afición en la historia de los Rayados.
Sergio “Alvin” Pérez anotó el gol decisivo en el partido.
Los aficionados no solo recuerdan los títulos, sino también aquellos momentos clave en su relación con su Club, los cuales los han dejado marcados para siempre. Y ese gol fue, sin duda, uno de ellos.
El gol ponía contra las cuerdas al Puebla, que ahora requería de dos. Los aficionados Rayados sacaron la tensión y se relajaron un poco.
Tal parece que la relajación también invadió a los jugadores Rayados porque, dos minutos después, el Puebla anotó en un descuido de la defensa regiomontana.
Restaban 17 minutos más la compensación para sufrir en serio. En el minuto 75, Sergio “Alvin” Pérez fue sustituido por Omar “Van Basten” Gómez, con el fin de tener unas piernas frescas y que pudiera subir y bajar sin descanso en la parte final del partido.
Los últimos minutos fueron un suplicio para la apasionada afición albiazul.
Finalmente Armando Archundia miró su reloj y decretó el final. Los gritos de alivio inundaron el Tecnológico así como los abrazos y el llanto de felicidad: ¡El Monterrey había ganado la llamada “Batalla del 9 de Mayo”, como pasó a ser conocida entre la afición albiazul!
Al final del partido, tremendamente emocionado, “Alvin” Pérez declaró que al siguiente año el Monterrey sería campeón. Y si bien no fue así, lo cierto es que tras ese partido vinieron cambios profundos en el manejo del Club.
Antonio Mohamed y Guillermo Chabrand, dos jugadores que marcaron época con el Monterrey.
Ese histórico partido puso fin a tres años de angustias y sufrimientos y dio paso a una nueva era. Semanas después, el Grupo FEMSA tomó la administración del equipo, con lo cual comenzó una nueva era dentro del Club.
Poco a poco iniciaría un proceso de reorganización administrativa y de saneamiento de finanzas, las cuales sentarían las bases para lo que serían los Rayados en el Siglo XXI: un equipo altamente competitivo, ganador, estable y poderoso que en 20 años ha conseguido cuatro títulos de Liga, cuatro de la Liga de Campeones de CONCACAF, uno de Copa, cuatro participaciones en Mundial de Clubes, nuevas instalaciones deportivas de élite como el Centro de Entrenamiento BBVA “El Barrial” y, finalmente, una casa propia moderna y funcional con el Estadio BBVA.
La batalla que libraron los Rayados aquel 9 de mayo de 1999 y el gol de Sergio “Alvin” Pérez permitieron que el equipo permaneciera en el máximo circuito y se abriera una nueva era en la historia del Club de Futbol Monterrey y hoy recordamos a todos los jugadores que fueron parte fundamental de aquel día.
Alberto Barrera-Enderle