13 de Agosto de 2019. 7:09 pm.
Luego de cuatro temporadas en Segunda División, los Rayados lograron ascender al máximo circuito de la mano del técnico español Manolo Pando. De esta forma se cristalizó el anhelado sueño del Dr. Carlos Canseco y su grupo de colaboradores: traer el mejor futbol del país a la capital de Nuevo León.
Sin embargo, jugar en el máximo circuito implicaba otra clase de retos y desafíos: existían equipos poderosos que contaban en sus filas con grandes estrellas nacionales e internacionales. Si el Monterrey quería sobresalir, tendría que reforzarse.
En aquel entonces, el futbol era un deporte escasamente popular en la ciudad de Monterrey y solo un puñado de fieles seguidores acompañaba al equipo en el Estadio Tecnológico.
Con el objetivo de atraer a más Aficionados, la directiva presidida por el Dr. Canseco buscó contratar a una figura de renombre y que atrajera al público: el elegido fue Horacio “El Chamaco” Casarín.
En ese momento, Casarín era el máximo anotador en la historia de la liga mexicana con 234 goles anotados en Primera División.
Horacio Casarín con el plantel de Rayados en 1956.
Además, era considerado de manera unánime por prensa y Afición como el mejor jugador en toda la historia del futbol mexicano hasta ese momento y, sin duda, el más popular.
Casarín fue tan popular que hasta llegó a aparecer en la pantalla grande. En 1944, formó parte del elenco de la película Los hijos de don Venancio, del reconocido actor y director Joaquín Pardavé.
Debutó en 1936 siendo parte de la primera gran dinastía del futbol nacional: el Necaxa de los “Once hermanos”.
Ya convertido en un “verdadero ídolo del pueblo”, fue fichado en 1942 por el Atlante con el que siguió brillando.
Con el equipo azulgrana fue campeón en 1946-47. También fue mundialista con la Selección Mexicana en Brasil 1950 y siguió brillando en diversos equipos durante los últimos años de su carrera.
Casarín llegó a nuestro equipo con 38 años, pero aún con mucho futbol por ofrecer, de cara a la temporada 1956-57, la última que jugaría el astro del futbol nacional.
A pesar de los grandes esfuerzos de la Directiva Rayada, que trajo a Casarín y a estelares extranjeros, como el argentino Antonio Mario Imbelloni, no fue una temporada fácil para nuestro Club.
En la Jornada 1, Rayados perdió 2-1 en la difícil cancha de Zacatepec.
En la jornada 2, y ante una buena entrada en el Estadio Tecnológico, el Monterrey cayó 0-4 ante el Guadalajara.
En la jornada 3, Rayados visitó al América y terminó 5-1 en contra.
Para la jornada 4, Rayados recibiría al Toluca, un equipo tan poderoso que la prensa de la época los apodaba “Los Millonarios” y que contaba con un plantel con figuras como Alfredo del Águila, Julio Palleiro y Enrique Sesma.
El Toluca era dirigido por el considerado mejor estratega del momento: Fernando Marcos.
Las expectativas para los Rayados no eran muy buenas para el partido. El domingo 29 de julio de 1956, a las 12 del día, 7 mil personas se dieron cita en el legendario Estadio Tecnológico para apoyar al Monterrey.
Contrario a lo que se esperaba, Rayados dominó al Toluca. Lo apretó en todo el campo y lo desbordó a placer, pero solo alcanzó a empatar a uno.
El portero Rayado, Humberto Gama, en el duelo entre Rayados y Toluca el 29 de julio de 1956, en el Estadio Tecnológico.
Sin embargo, emociones sobraron en ambas porterías y los dos guardametas se llevaron aplausos y ovaciones.
El mejor momento de la tarde llegó al minuto 78, cuando Miguel Burela robó un balón y cedió en corto para Horacio Casarín. “El Chamaco”, lejos de atragantarse de balón, esperó la salida del portero y, con mucha clase, tocó suave por encima de éste para abrir el marcador.
Un gol para la historia porque ese fue el primer gol que anotaron los Rayados en el Estadio Tecnológico en partidos de Primera División. El honor se lo quedó Horacio Casarín.
Lamentablemente la fiesta no pudo ser completa, porque al minuto 84 el uruguayo Julio María Palleiro igualó los cartones.
A pesar del empate, el público celebró y le brindó un caluroso aplauso al equipo local, y, en especial, al gran ídolo del balompié nacional: Horacio Casarín.
Aquella calurosa tarde del 29 de julio de 1956, el técnico Manolo Pando envió a la cancha la siguiente alineación: Humberto Gama; Roberto Sánchez Mejía, Héctor “Cacho” Uzal y Rubelio Esqueda; Jorge “Danilo” López y Augusto Arrasco; Miguel Burela José Antonio Juárez, Horacio Casarín, Julián “Guamara” Torres y Vicente Gualberto Laperuta.
En aquel entonces no existían los cambios en el futbol. Esos fueron los once rayados que enfrentaron por primera vez en Primera División al Toluca.
También ese fue el primero de cuatro goles que anotaría Horacio Casarín con los colores del Monterrey, hasta sumar 238 en su carrera.
Alberto Barrera-Enderle