26 de Febrero de 2021. 5:33 pm.
Los Rayados se habían quedado muy cerca de la gloria en la temporada 1992-93 al terminar como subcampeones del futbol mexicano.
Previo al arranque de la temporada 1993-94, el Monterrey obtuvo su primer título internacional al agenciarse la Recopa de Concacaf en agosto de 1993.
Por lo tanto, las expectativas para la temporada 1993-94 eran altas. Lamentablemente, las cosas no se le dieron al equipo que dirigía Hugo Hernández.
El plantel de Rayados para la temporada 1993-1994.
A pesar de iniciar ganando en fila los primeros tres partidos, los jugadores acumularon lesiones y la irregularidad se convirtió en la característica de aquel plantel. Por ejemplo, en la jornada 21, el Monterrey venció 3-2 al Querétaro en el Tecnológico. Tras esa victoria, el equipo ligó ocho partidos sin poder ganar (siete empates y una derrota). Los primeros siete encuentros de esa racha fueron empates y después, el equipo viajó a Ciudad de México donde fue goleado 7-0 por el Necaxa.
Aquella goleada ocurrida en la jornada 29 provocó la salida de Hugo Hernández del timón rayado. Magdaleno Cano fue entonces nombrado técnico interino por el resto de la temporada.
En su primer partido al frente de los Rayados, Cano logró la victoria: Monterrey venció 3-2 al Veracruz y obtuvo un respiro momentáneo que expiró el siguiente fin de semana cuando el equipo nuevamente fue goleado en el Estadio Azteca, ahora por el América con marcador de 6-0.
La molestia crecía entre la afición que le reprochaba a los jugadores falta de entrega. Con este ambiente adverso tuvo lugar el partido de la jornada 32 en la que los Rayados recibieron al Morelia en el Tecnológico hace 27 años el sábado 26 de febrero de 1994.
Magdaleno Cano envió de inicio la siguiente alineación: Tirzo Carpizo; Édgar Plascencia, José Juan Hernández, Richard Tavares y Salvador Arévalo; José Antonio Noriega, José Nieves Castro y Jesús Arellano; Carlos Alberto Bianchezi “Careca”, Mario “Vaquero” Jáuregui y Sergio Verdirame.
Mario “El Vaquero” Jáuregui anotó dos goles en ese partido.
Apenas habían transcurrido once minutos cuando el Morelia sorprendió a todos. Jaime Vera tomó un balón en medio campo y aprovechando que Carpizo estaba fuera de su área se aventuró a disparar a puerta. Su remate fue certero y Carpizo no tuvo más que resignarse a ver cómo el balón se anidaba en el fondo de las redes.
Los Rayados no tuvieron tiempo de lamentarse y se lanzaron con todo al frente. Verdirame y Careca intentaban desbordar por las bandas, pero en general estuvieron bien marcados. Faltando diez minutos para terminar el primer tiempo, el chileno Marco Antonio “Fantasma” Figueroa realizó una gran pared con Luis Hernán Pérez para aumentar la ventaja de los visitantes.
José Antonio “El Tato” Noriega también anotó dos goles.
El segundo gol michoacano caló fuerte entre la afición que comenzó a manifestar su coraje en las tribunas con cánticos y gritos para levantar el ánimo de los jugadores. Las arengas surtieron efecto y cuatro minutos después Verdirame logró habilitar a Jáuregui para que el famoso “Vaquero” rematara fuerte de derecha y anotara el primero para el equipo de casa.
La alegría entre los jugadores y aficionados rayados duró muy poco. En el minuto 44, apareció nuevamente el “Fantasma” Figueroa para matar con el pecho un balón largo y cruzar con su disparo a Carpizo y ampliar la ventaja de los Ates del Morelia.
Con el marcador adverso de 1-3 se fueron al descanso. El público seguía molesto y pedía que todos los jugadores renunciaran por su falta de entrega. Eran momentos difíciles para el equipo. El Monterrey no tenía más opción que ir al frente. Cano sacó a Tavares y envió a Luis Hernández para tener más unidades en el frente de ataque.
Desde el inicio del segundo tiempo, los Rayados se lanzaron con todo al frente, pero lo hacían con más ímpetu que con idea futbolística. El Morelia aguardaba atrás bien agazapado mientras los jugadores del Monterrey hacían el desgaste.
Por si fuera poco, desde el medio tiempo comenzó a caer una pertinaz lluvia que rápido inundó la cancha dificultando aún más la idea de juego del Monterrey.
El desgaste ya era considerable. Los jugadores intentaban reaccionar ante las muestras de coraje, pero de apoyo también de la afición que seguía en la tribuna resistiendo los malos resultados y la lluvia fría que caía en aquel invierno de 1994.
Luis “El Matador” Hernández, delantero de Rayados.
En el minuto 63, Bianchezi abandonó la cancha y su lugar fue ocupado por el peruano Manuel Dávila. Tres minutos después, el temible “Fantasma” Figueroa apareció de nuevo en el área rayada para sacar ventaja de un error de la defensa albiazul y disparar potente de derecha y poner el 1-4 que, con solo 27 minutos por disputar, parecía lapidario.
El tiempo pasaba y los Rayados mostraban coraje y vergüenza, intentando al menos hacer más decoroso el marcador. Faltando cinco minutos para el final del partido, el marcador electrónico del Tecnológico seguía indicando que el visitante ganaba 1-4.
El técnico del Morelia, el histórico Antonio “La Tota” Carbajal, al ver que el partido estaba liquidado y que tenía la victoria en la bolsa se fue al vestidor antes de que el partido terminara. Era una costumbre que él tenía cuando su equipo estaba ganando.
Entonces ocurrió lo impensable: al 86’ y desde algunos metros fuera del área, el “Tato” Noriega soltó un zurdazo pegado al poste del portero Alberto Aguilar para anotar el segundo gol rayado. La gente lo celebró en la tribuna y empujó más al equipo a que intentara conseguir el milagro.
Todo el Monterrey se fue al frente. Los elementos albiazules se la jugaron. Daba ya lo mismo perder por dos que por tres. Con el cuchillo entre los dientes se lanzaron al frente. En el minuto 88, Luis Hernández cobró un tiro de esquina. El peruano Dávila ganó el balón y de cabeza se lo puso a modo al “Tato” Noriega quien, de zurda, nuevamente empalmó el balón para batir a Aguilar y lograr el 3-4.
La gente se volvía loca en las tribunas y anhelaba ver consumado el milagro en los pocos minutos que quedaban.
Manuel Dávila dio el pase para el tercer gol albiazul.
Un Monterrey irreconocible seguía yendo al frente. El Morelia, completamente tirado atrás no lograba quitarle la pelota a los Rayados que consiguieron un tiro de esquina más en el minuto 89. El centro de Luis Hernández fue a primer palo, pero la defensa logró sacarla nuevamente para tiro de esquina.
Hernández volvió a cobrar, en esta ocasión lo hizo más abierto. El “Tato” Noriega conectó el balón y de cabeza recentró para el “Vaquero” Jáuregui, quien estiró su pierna derecha para alcanzar a rematar y enviar el balón al fondo de las redes. Una verdadera locura lo que se habían conseguido, un 4-4 viniendo de atrás en los últimos minutos.
La afición, empapada en la tribuna, lloraba de alegría al ver que el equipo tuvo el orgullo y el coraje para reponerse de la desventaja y no defraudar a sus seguidores.
El partido terminó 4-4, pero el público le brindó una feroz ovación a sus jugadores que lo dejaron todo en la cancha. En el vestidor del visitante, la “Tota” no daba crédito a lo que había sucedido. Su molestia con sus pupilos fue mayúscula.
Dos goles del “Tato” Noriega y dos de Mario “Vaquero” Jáuregui le devolvieron la vida al Monterrey. Sin embargo, el crédito fue para todo el equipo, desde Carpizo que enviaba a sus compañeros al frente hasta Luis Hernández y Sergio Verdirame que no se cansaron de desbordar por las bandas derecha e izquierda respectivamente.
A lo largo de la historia de un equipo, no todas las temporadas pueden ser exitosas. Hay etapas difíciles, de transición, de reconstrucción o simplemente temporadas en que las cosas no funcionan. La afición, sin embargo, ha estado siempre ahí, esperando ver que al menos sus jugadores demuestren el amor por los colores.
Aquella fría y lluviosa tarde del 26 de febrero de 1994, eso hicieron los jugadores rayados que consiguieron la hazaña de anotar tres goles en los últimos cuatro minutos. No fue una victoria, pero sí uno de los empates más recordados en la historia del Club de Futbol Monterrey.
Mario “El Vaquero” Jáuregui anotó el gol que cerró el 4-4.
Alberto Barrera-Enderle