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Cortesía y Archivo Gráfico Juvagool

1952: EL AÑO DEL RENACIMIENTO DEL MONTERREY

21 de Junio de 2020. 11:15 am.

El Club de Futbol Monterrey nació en 1945 y fue admitido para participar en la Liga Mayor de Futbol (hoy Primera División o Liga MX).

Esa primera experiencia fue por demás tormentosa. El equipo enfrentó innumerables adversidades: jugadores por los que se pagó y no llegaron, problemas económicos, lesiones, y, principalmente, el incendio en San Juan de los Lagos del autobús del equipo (el cual tenía cuatro días de haber sido comprado) y la consecuente muerte de dos jugadores y las heridas de varios más.

De cara a la temporada 1946-47, el equipo comenzó a hacer pretemporada pero los jóvenes directivos no pudieron seguir. La falta de patrocinadores y apoyo económico para un deporte que en esa época era poco popular en Nuevo León les impidió mantener el sueño del futbol profesional en Monterrey.

El equipo solicitó su baja temporal a la liga. Los años pasaron y en Monterrey el futbol amateur continuaba practicándose cada vez más.

Empresas como Cervecería Cuauhtémoc, Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, Vitro y Asarco fueron fundamentales para promover la práctica de este y otros deportes.

Además, negocios y empresas medianas e instituciones educativas sumaron apoyo para la práctica del balompié.

La Universidad de Nuevo León y el Tecnológico de Monterrey pronto adoptaron la iniciativa y fueron grandes protagonistas del futbol amateur de Nuevo León a finales de los años cuarenta e inicios de los cincuenta.

Dos sucesos fueron fundamentales para permitir volver a tener un equipo de futbol profesional en los años cincuenta:


El Estadio Tecnológico fue construido en 1950.

Primero, la construcción del Estadio Tecnológico, un inmueble con todas las comodidades y una cancha ideal para la práctica del futbol. Recordemos que en 1945-46, el Monterrey tuvo que jugar sus partidos de local en el Parque Cuauhtémoc (casa del Club de Beisbol Monterrey).

El otro suceso importante fue la creación, en 1950, de la Segunda División. El futbol profesional en México vivió una transformación importante. La antigua Liga Mayor se convirtió en la Primera División y se creó una liga de ascenso, la Segunda División, para darle cabida a todos esos nuevos equipos que estaban surgiendo conforme el futbol se expandía por el país.

La posibilidad de acceder al profesionalismo a través de la Segunda División era una opción más cercana a la difícil realidad del futbol en Monterrey, en donde aún era un deporte escasamente popular en comparación con el béisbol, el box, el futbol americano y el básquetbol.

A inicios de los años cincuenta renació el sueño de volver a tener un equipo profesional de futbol en la ciudad.

Algunos españoles refugiados en México, especialmente aquellos que habían adoptado a Monterrey como su nuevo hogar, fueron parte de esa labor: José Fidalgo y Daniel Mir, quienes habían participado en la primera edición del Monterrey de 1945; así como Manolo Pando, quien había sido jugador del Monterrey en 1945-46 y que, al desaparecer el equipo, se quedó en la ciudad para entrenar equipos de futbol amateur, principalmente el de la Universidad de Nuevo León.


Dr. Carlos Canseco, presidente del Monterrey en 1952.

A ellos se unieron otros personajes como el Dr. Carlos Canseco, ilustre personaje en la cultura de Monterrey, quien en 1952 era el presidente de la Asociación de Futbol Amateur de Nuevo León.

También se sumó Jesús Garza Cantú “La Morena”, quien presidía uno de los equipos amateur de la ciudad: el Club Deportivo Monterrey; Ramón Pedroza Langarica, Alberto Guevara (quien también había sido accionista del equipo en 1945), Leopoldo Urdiales, Álvaro Zavala, Justo Elorduy, Manuel M. Ortiz Jr. y Roberto Ruiz.

Estos personajes, además de los mencionados Fidalgo y Mir, formarían la primera directiva del nuevo equipo profesional: la Asociación Deportiva Monterrey, cuya primera sede estuvo en la calle de Ocampo 460 Oriente (a espaldas del Hotel Ancira).

Los directivos antes mencionados solicitaron desde inicios de 1952 su ingreso a la Segunda División.

En mayo de ese año, don Eugenio Garza Sada y los dirigentes del Tecnológico de Monterrey dieron su palabra de que facilitarían el Estadio Tecnológico para que fuera sede del equipo, en caso de ser aceptado.


Don Eugenio Garza Sada ayudó en las gestiones para que el Estadio Tecnológico fuera la casa del Monterrey. Foto: Centro Eugenio Garza Sada.

El 10 de junio de 1952, definieron que el uniforme del equipo, el cual sería: “jersey con rayas verticales azul y blanco (similar al del Asturias) y pantalón azul. Como uniforme suplente se aprobó el mismo que últimamente ha utilizado la Selección de Nuevo León, o sea, de camiseta blanca con franja horizontal verde y pantalón blanco”.

Este segundo uniforme solo se usó en un partido de esa temporada y para las siguientes el tono de la franja se pasaría al azul.

El principal reto que enfrentó el Monterrey en 1952 fue la oposición de los equipos de Segunda División para aceptar su ingreso.

El 4 de julio de ese año, en la reunión de la Rama de la Segunda División, los equipos Zamora, Morelia y Toluca condicionaron el ingreso del Monterrey a cambio de que el cuadro regiomontano les pagara el viaje hasta Nuevo León y les diera un tercio del ingreso de la taquilla.

La directiva del Monterrey estuvo representada por su delegado en la Ciudad de México: el exfutbolista español del Asturias, José Ramón Ballina.

Ballina y la directiva del Monterrey se negaron a tal petición por la simple y sencilla razón de que el equipo que más tendría que invertir en traslados era el Monterrey, el cual cada quince días tendría que viajar al centro, sur y oriente del país.

Para la Federación Mexicana era conveniente expandir el futbol al norte del país y diez días después, en una reunión de la Federación Mexicana de Futbol, y con el apoyo de los equipos de Primera División, se aprobó el ingreso del Monterrey.

El club Atlante fue también el que con mayor ahínco defendió la causa del Monterrey.


Leopoldo Urdiales atestigua la firma del contrato de Jesús Medina.

 

Fue así como el Monterrey logró su ingreso y el equipo renacía. El Monterrey de 1952 fue producto de una directiva distinta a la de 1945, pero que retomaba la estafeta dejada por el de 1945-46 al conservar el nombre de la ciudad y sus colores.

En lo futbolístico, el equipo pagó cara su novatez. La separación entre amateurismo y profesionalismo no estaba aún marcada en el futbol mexicano, mucho menos en la Segunda División.

El Monterrey se armó con una base de jugadores de los equipos locales de la entidad, especialmente aquellos que solían ser llamados a la Selección de Nuevo León.

Además, los directivos se reforzaron con elementos de otras selecciones estatales y dos jugadores con una leve experiencia profesional: Roberto Díaz y Baltazar Padilla, ambos del Necaxa.

El equipo enfrentó dificultades, como lesiones de jugadores clave y el conflicto con algunos futbolistas como Díaz y Padilla, quienes abandonaron al Monterrey a mitad de temporada.

El equipo estuvo dirigido por el técnico español José Muguerza. El 27 de julio de 1952, el Monterrey regresó al futbol profesional cuando visitó al equipo más poderoso de la Segunda división: el Toluca.

El cuadro choricero fue a la postre el campeón de la temporada y no tuvo piedad al golear 7-2 al Monterrey en el nuevo debut del cuadro regiomontano.

Joaquín Parrilla y Mario García Peña anotaron los goles Rayados. El 2 de agosto, el Monterrey recibió al otro cuadro más poderoso del torneo: el Veracruz.


El Monterrey en 1952. Foto: Archivo Gráfico Juvagool.

 

Ese fue el primer partido oficial del Monterrey en el Tecnológico, que, además, estrenó luminarias.

El partido fue uno de los primeros partidos nocturnos del futbol mexicano. Monterrey cayó 3-1 y Joaquín Parrilla anotó nuevamente.

En las jornadas 3 y 4, el Monterrey volvió a perder y, en la jornada 5, el Monterrey obtuvo su primer punto al empatar a dos goles en su visita al poderoso Moctezuma de Orizaba

En la siguiente jornada, el 30 de agosto de 1952, el Monterrey obtuvo su primer triunfo al vencer 2-0 (con dos goles del tapatío Carlos “Canario” Sánchez) al San Sebastián de León, Guanajuato en el Tecnológico.

Curiosamente, el primer triunfo fue ante el mismo rival al que el Monterrey de 1945-46 venció en su debut el 19 de agosto de 1945.

El triunfo motivó al equipo y a la escasa afición que iba al futbol en aquel entonces. El Monterrey ganó nuevamente en las siguientes dos semanas ligando tres triunfos.

Primero se apuntó un triunfo como visitante de 3-2 sobre el Estrella Roja de Toluca en la misma capital mexiquense y después venciendo 3-2 al Atlético Veracruz en el Tecnológico.

Para ese entonces, ya les apodaban “Rayados”. De hecho, existen notas en la prensa que datan de inicios de septiembre de 1952 en donde se detalla que cronistas deportivos como César Saldaña y Ramón Oviedo les llaman ya “Los Rayados”.


La prensa y Afición dieron el mote de “Rayados” al Monterrey.

El apodo tuvo un origen espontáneo, todo indica que era la manera de distinguir al equipo durante los partidos. Desde entonces ese apodo nos acompañó y sigue en la actualidad.

Originalmente, la temporada 1952-53 de la Segunda División estuvo compuesta por trece equipos. Uno de ellos, el Cuautla, no terminó la temporada.

Los Rayados alcanzaron a vencer al equipo morelense en su cancha pero para la segunda vuelta, en un partido que debió celebrarse en el Tecnológico el 30 de noviembre de 1952, el Cuautla no llegó.

El árbitro pitó el inicio del partido y el delantero rayado, Isidro Dávila, condujo el balón hasta la meta contraria y anotó. El árbitro validó el gol y después dio por finalizado el encuentro.

Los cuatro puntos que el Monterrey se agenciaría gracias a sus victorias sobre el Cuautla le fueron retirados porque la Liga decidió que no valieran.

Otros detalles que valen la pena resaltar de esa temporada es que el Monterrey dio su mejor partido el 26 de octubre de 1952 cuando venció al Toluca por 3-1.

El Toluca marchaba invicto y nada lo detendría hasta ascender al máximo circuito, pero en esa ocasión fue goleado en el Tecnológico por los Rayados gracias a dos goles de Isidro Dávila y otro más de Roberto Díaz.

El público que asistió al Tecnológico salió emocionado de ver al equipo jugar con esa enjundia.

En las jornadas 21 y 23, el Monterrey tuvo que jugar sus partidos en otra sede porque la cancha del Tecnológico estuvo ocupada.

La sede elegida y aprobada fue el campo Bachilleres, propiedad de la Universidad de Nuevo León y el cual se encontraba en los patios del Colegio Civil.

La posibilidad de jugar esos dos partidos en Bachilleres fue gracias a la gestión de don Leopoldo Urdiales, quien era el director de deportes de la Universidad y también delegado del Monterrey, con el encargo de viajar con el equipo a todas las plazas del país.

En muchos de esos viajes solía ir acompañado por su pequeño hijo Jorge, quien medio siglo después sería presidente del equipo.


Don Leopoldo Urdiales fue clave en esta etapa del Monterrey.

En Bachilleres, campo donde el Monterrey solía entrenar, el equipo regiomontano venció al Moctezuma de Orizaba 3-0 el 13 de diciembre de 1952 y el 28 de ese mes perdió 0-1 ante Querétaro.

Las dificultades estuvieron siempre presentes. Principalmente en el tema económico. Varios socios iniciales no pudieron seguir y el equipo fue perdiendo ingresos.

Las entradas, que en aquel entonces eran vitales para el sostenimiento del equipo, eran escasas.

En una ocasión, el equipo estuvo cerca de no poder viajar a León para enfrentar al San Sebastián. Sin embargo, don Leopoldo Urdiales consiguió el dinero de último momento tras vender cabezas de ganado y costear el viaje.

El Dr. Carlos Canseco, presidente del equipo, tuvo que buscar formas diversas para sostener al equipo. Incluso en enero de 1953, la directiva anunció la organización de una rifa de un viaje a Brasil.

Lo importante era sostener al equipo y que el sueño de que esta ciudad contara con un equipo profesional se mantuviera vigente.

A pesar de las penurias, de las dificultades y del entonces escaso interés de la sociedad regiomontana por el futbol, en 1952 los Rayados lograron renacer y colocar los cimientos de lo que hoy es el Club de Futbol Monterrey Rayados.

¡Arriba el Monterrey!

Alberto Barrera-Enderle

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