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Cortesía

ANTONIO DE NIGRIS, EL GRAN GOLEADOR E ÍDOLO REGIOMONTANO

14 de Noviembre de 2019. 6:21 pm.

El domingo 6 de febrero de 2000, los Rayados visitaron al Morelia como parte de la jornada 4 del torneo Verano 2000.

El equipo se encontraba en pleno proceso de reconstrucción tras la crisis deportiva vivida a finales de los años 90 y continuaba con el riesgo del descenso.

Los resultados no se daban y, además, las circunstancias complicaban más las cosas: Morelia era un equipo poderoso y Monterrey no podría contar con tres de sus mejores elementos: Jesús Arellano, Julio Estrada y Claudio da Silva “Claudinho”. Los dos primeros, por estar viajando con la Selección Mexicana y el último, por estar suspendido.

Al minuto 70, el cuadro local ya ganaba 3-0. El técnico Floro volteó entonces a la banca para ordenar el debut de un joven que en los entrenamientos le había convencido de tener calidad suficiente para sobresalir: Antonio De Nigris.

Al minuto 73’, el defensor Chuy Gómez dejó su lugar para el ingreso del entonces desconocido joven regiomontano.

El partido terminó 5-0, pero sería recordado como la fecha en la que comenzó la historia de Antonio De Nigris por el futbol regiomontano.

El resto del torneo fue complicado para Rayados, que logró salvarse matemáticamente del descenso.

A lo largo de ese torneo, De Nigris acumuló solo 63 minutos tras participar en tres partidos.

Terminó el año futbolístico y Floro finalmente tuvo tiempo para armar un cuadro a su gusto.

Se deshizo de elementos que consideraba que no aportaban y decidió jugársela con De Nigris como centro delantero.

No fue una decisión fácil porque esa posición casi siempre ha estado reservada en el futbol regiomontano para jugadores extranjeros, pero Floro defendió las cualidades de la joven promesa regiomontana y asumió con valor la responsabilidad de su decisión.

El tiempo rápidamente le dio la razón.


Antonio de Nigris portó el número #9, el cual luego usó su hermano Aldo.

Inició el torneo Invierno 2000 y De Nigris anotó su primer gol en la jornada 2, en partido en el que Rayados y León empataron 1-1 en el Tecnológico el sábado 5 de agosto de 2000.

En la jornada 4, ante Puebla, Rayados empataba 1-1 hasta que apareció el joven De Nigris para firmar un doblete con un par de cabezazos impresionantes. A partir de ahí no quedó duda de su habilidad para el juego aéreo.

Su nombre empezaba a sonar con más fuerza en el mundo futbolístico nacional, pero su tarde cumbre apenas estaba por llegar.

El domingo 27 de agosto de 2000, el Monterrey visitó una de las canchas que más se le dificulta: la del Estadio Azteca, casa de las Águilas del América, y en la que no ganaba desde la temporada 1989-90.

A los 15 minutos, La Pandilla ya perdía 1-0.

Sin embargo, en los minutos 65 y 67, apareció la magia de Antonio De Nigris, primero con un cabezazo, y luego con un disparo desde fuera del área, para concretar la voltereta Rayada.

“El Tano” celebró ese gol con su maestro Floro, como una muestra de agradecimiento por la confianza depositada en él.

Cinco goles en la misma cantidad de partidos para un jugador debutante pusieron a De Nigris en la cúspide del futbol mexicano. Desde ese momento, su carrera continuó en ascenso.

En total, en el Torneo Invierno 2000, el joven De Nigris anotó 11 goles, empatando así el récord implantado un año antes por Pedro Pineda como los máximos anotadores Rayados en un torneo corto hasta ese momento.

Para el siguiente torneo, De Nigris anotaría 9 goles en temporada regular y uno más en Liguilla, finalizando así su primer año futbolístico con 21 anotaciones.

Su capacidad y olfato goleador le permitieron al Monterrey ingresar por primera vez directo a la Liguilla en la historia de los torneos cortos. (La última aparición de Monterrey en Cuartos de Final había sido en el torneo 1995-96.)

En el Invierno 96, La Pandilla solo llegó al repechaje y no logró avanzar a los Cuartos de Final.

Tuvo que ser Benito Floro quien llevara al Monterrey de nuevo a la Liguilla contando con jugadores emblemáticos como Argemiro Veiga, Paulo César Chávez, Jesús Arellano y el goleador sensación Antonio De Nigris.

Los goles y su estilo futbolístico, poco común en el jugador mexicano, le llevaron de inmediato a la Selección Nacional, en la que debutó en un amistoso ante Brasil haciendo un golazo inolvidable.

En Rayados, De Nigris continuó siendo uno de los estelares del equipo hasta el torneo Apertura 2002. En total, anotó 37 goles oficiales con la camiseta del Monterrey.

En el Torneo Interliga 2006, Toño De Nigris reapareció con Rayados, alineando en tres partidos más para beneplácito de sus seguidores.

Más allá de la cantidad de goles anotados, Antonio De Nigris quedará para siempre en la historia de la Afición Rayada, por su coraje, por su lucha incesante, por haber sido un gladiador en la cancha.

Su entrega y su amor inconmensurable por los colores azul y blanco le generaron un imán con la tribuna. Fue un jugador talentoso y carismático que rápidamente se convirtió en un ídolo.

Justo cuando la afición del Monterrey más necesitaba que aparecieran jugadores con esas características y que defendieran a muerte nuestra camiseta, ahí apareció “El Tano” para ganarse a la afición y ser un símbolo del equipo en los albores del siglo XXI.

Este viernes 15 de noviembre se cumplen 10 años de su sorpresivo e inesperado fallecimiento.

Toño De Nigris murió del otro lado del mundo, en la llamada “Cuna de la civilización occidental”, Grecia, el 16 de noviembre (debido a la diferencia de horario, en México era 15 de noviembre) y su muerte caló muy fuerte en todo Monterrey.

La Afición Rayada siempre lo tuvo en un lugar especial y anhelaba verlo retirarse defendiendo nuevamente nuestros colores.

Sin embargo, su amor, su coraje y su entrega incondicional por el Monterrey, inspiraron a su hermano menor, Aldo, y a todos sus entonces compañeros, para enfilarse hacia el título en una Liguilla inolvidable en la que Rayados obtuvo su tercer título de liga.

¡Gracias, Toño De Nigris, por tantas tardes de alegría en el Tecnológico y por ser parte importante de la Historia Rayada!

Alberto Barrera-Enderle

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